Día Mundial en Recuerdo de las Víctimas de Siniestros Viales: un pedido urgente de conciencia

Cada tercer domingo de noviembre el mundo recuerda a quienes perdieron la vida en siniestros viales, en una fecha establecida por la ONU para promover memoria, respeto y mayor responsabilidad al volante. San Nicolás se suma al día con estadísticas preocupantes y el testimonio de familias que sobreviven a la pérdida.

Cada tercer domingo de noviembre se conmemora en todo el mundo el Día en Recuerdo de las Víctimas de Siniestros Viales, una fecha establecida por la Organización de las Naciones Unidas para honrar a quienes perdieron la vida o resultaron gravemente heridos en hechos de tránsito. La jornada, apoyada por la Organización Mundial de la Salud, apunta a visibilizar la magnitud del problema y a promover políticas públicas y acciones ciudadanas que reduzcan la siniestralidad.

En Argentina, según el informe preliminar de siniestralidad fatal correspondiente al año 2024, actualizado a noviembre de 2025, se registraron 3.394 siniestros viales mortales y 4.054 víctimas fatales, con una tasa nacional de 8,6 muertes cada 100.000 habitantes. La tendencia descendente iniciada en 2018 se mantuvo durante 2024, aunque el documento señala que el país continúa enfrentando un desafío persistente en materia de seguridad vial. El perfil de víctima fatal se repite año tras año: jóvenes de entre 15 y 34 años, mayormente hombres, y usuarios de motocicletas, que representan el 45% del total de fallecidos.

Los datos oficiales muestran además que 6 de cada 10 siniestros fatales ocurren por colisiones, que la mitad suceden en rutas, y que existen dos franjas horarias críticas para la mortalidad vial: entre las 6 y 7 de la mañana y entre las 19 y 21, coincidiendo con los picos de actividad laboral, escolar y social. El informe también identifica que los motociclistas fallecidos presentan mayor concentración en hechos ocurridos en calles y avenidas urbanas, especialmente en horario nocturno.

Con este panorama nacional como contexto, San Nicolás vuelve a sumarse a la jornada mundial poniendo el foco en sus propias estadísticas, en las historias de las familias afectadas y en los esfuerzos locales por disminuir una problemática que sigue dejando una huella profunda en la comunidad.

La realidad vial en San Nicolás

En San Nicolás se registraron 420 siniestros viales entre enero y el 15 de noviembre de 2025, un promedio de 38,1 hechos mensuales que proyecta un cierre de año entre 455 y 470 casos si la tendencia se mantiene. El dato se desprende del relevamiento estadístico llevado adelante por este medio, que también muestra que los choques entre autos y motos continúan siendo el tipo de hecho más frecuente. Auto con moto representa el 49% de los casos, seguido por autos con otros vehículos y por los choques entre motocicletas. En conjunto, autos y motos participan en más del 70% de los siniestros relevados.

Las infracciones registradas por el Juzgado de Faltas local también permiten entender parte del panorama. El paso del semáforo en rojo encabeza el ranking con un 78,2% del total, seguido por los casos de mal estacionamiento. Luego aparecen conducir sin casco (4,4%), circular sin licencia habilitante (4,0%) y la alcoholemia positiva (1,5%). Más de la mitad de estas faltas corresponden a motociclistas, mientras que el 45,6% restante involucra a conductores de autos.

Las cifras históricas muestran un descenso sostenido en los últimos años. Entre 2020 y 2024, San Nicolás pasó de registrar 1.030 siniestros a 941, con promedios mensuales que bajaron de 86 a 78. Este 2025 transita la reducción más notable, ya que el promedio parcial de 38 accidentes mensuales es prácticamente la mitad del registrado en 2024. Aun así, las autoridades locales reconocen que la problemática continúa siendo dinámica y que exige mantener acciones de prevención, controles y concientización constante.

Nueve personas perdieron la vida en siniestros viales en San Nicolás durante este año. Siete de esas muertes ocurrieron en motocicleta, una fue consecuencia de un vuelco y otra involucró a un peatón. Los datos muestran que la vulnerabilidad de los motociclistas sigue siendo un factor crítico en la seguridad vial local, especialmente en zonas de acceso, avenidas de alto tránsito y horarios pico, donde se concentran los episodios más graves.

Las víctimas fatales de este año

El primer siniestro fatal de 2025 ocurrió el 15 de enero en la esquina de Avenida Savio y Pavón. Allí, Axel Tobías Lissard Rubiola, de 19 años, falleció tras impactar con la motocicleta en la que circulaba contra una camioneta Ford Territory Titanium que estaba estacionada. El joven murió en el lugar a raíz del fuerte golpe.

El domingo 26 de enero, la tragedia volvió a repetirse. Raúl Ernesto Loza, de 27 años, integrante de Prefectura Naval de Villa Constitución, viajaba en su motocicleta Zanella ZB cuando, al circular por Avenida Illia al 1500, colisionó con una camioneta Ford Ecosport manejada por un hombre de 53 años. Loza murió en el acto debido a la violencia del impacto.

La tercera víctima fatal del año fue Héctor Benítez, de 44 años, domiciliado en CABA. El 15 de abril, en la Ruta 9, a la altura del autódromo local, un camión cisterna embistió a dos peatones que caminaban a la vera del camino. Benítez murió en el lugar, mientras que la otra persona resultó herida y fue trasladada al hospital.

El 3 de mayo, en el barrio 14 de Abril, perdió la vida Ulises Fabián Elgueda, de 24 años. Conducía una motocicleta Honda Wave cuando, por causas que se investigan, cayó al llegar a la intersección de Figueroa Alcorta y Olleros. Golpeó su cabeza contra el pavimento y pese al traslado urgente al Hospital San Felipe, ingresó sin signos vitales.

El 1° de junio, en la esquina de Avenida Moreno y Alberdi, falleció Ramiro Adrián Ramírez, de 23 años, tras un choque entre su motocicleta Motomel Blitz y una camioneta Ford Ranger manejada por un hombre de 79 años. El joven fue llevado al hospital e intervenido quirúrgicamente, pero murió horas más tarde por la gravedad de sus lesiones.

La sexta víctima fue Heber Torres, de 36 años, mecánico, quien murió el 23 de junio. Torres circulaba en una Honda CG Titán rumbo a su trabajo cuando, en Ruta 188 y La Plata, una camioneta Ford Ranger giró de manera imprevista hacia la izquierda y lo embistió. El impacto provocó un incendio en la moto y la muerte inmediata del conductor.

El 15 de junio, aunque su fallecimiento se produjo días después, murió Hugo Rubén Márquez, quien había protagonizado un choque en el barrio 7 de Septiembre, en la zona sur de la ciudad. Viajaba en una motocicleta que colisionó contra un automóvil, lo que le provocó lesiones graves. Tras 21 días de internación, falleció en el nosocomio local.

La octava víctima fue Sergio Daniel Badía, de 33 años, domiciliado en Conesa. El 31 de julio, mientras circulaba en un Ford Falcon gris por el km 13 de la Ruta 188, entre Villa Esperanza y Campos Salles, perdió el control del vehículo, impactó contra una alcantarilla y volcó. Badía viajaba solo y murió en el acto.

El siniestro más reciente ocurrió en la madrugada del 1° de octubre, cuando Valentino Bogado, de 21 años, falleció en un choque registrado en Rivadavia y San Lorenzo, en inmediaciones del Parque del Acuerdo. Viajaba en una moto Bajaj cuando perdió el control del rodado e impactó de lleno contra un camión. La muerte fue inmediata debido al golpe en la cabeza.

Además de estos trágicos accidentes que ocurrieron dentro del partido de San Nicolás En Ramallo también murieron cuatro nicoleños en distintos siniestros viales: Víctor Manuel Alba Fernández en enero, Walter Gómez en mayo, Ramiro Molinari en junio y Denis Pedro Graziano en septiembre, todos en hechos ocurridos en el Camino de la Costa o accesos a Villa Ramallo.

Estrellas Amarillas: memoria activa en la ciudad

La agrupación Estrellas Amarillas funciona en San Nicolás desde 2010, año en el que también fue declarada de interés municipal. Tras la pandemia, el grupo quedó reducido a cuatro integrantes que continúan con las pintadas y el acompañamiento a las familias que perdieron a un ser querido en siniestros viales. Una de ellas, Claudina Gaite, explicó que muchas personas se sumaron después de atravesar una pérdida similar y encontraron en la asociación un espacio de contención. “El grupo contiene, siempre para los familiares […] antes teníamos sede, ayuda psicológica y asesoramiento legal.”

En su caso, Gaite relató: “Yo perdí un hijo del corazón […] él perdió la vida en el 2016, en moto […] así como tantos que se sumaron al grupo también fue viste por la pérdida de un ser querido en un siniestro vial.” Ese proceso la llevó, como a tantas otras familias, a sostener la memoria de quienes ya no están y transformar el dolor en acción comunitaria. “La asociación trabaja de honores […] a veces recibimos donaciones que nos hacen los familiares de las víctimas […] pero estamos con eso, con las donaciones de los familiares”, explicó.

Las pintadas, señala, representan mucho más que una marca en el asfalto. “Las estrellas que pintamos, aparte de ser una señal de prevención […] es también una forma de homenajear a un ser querido.” Sin embargo, asegura que su significado profundo no siempre se comprende hasta que se vive en primera persona. “Cuando veo una estrella, en mi caso me angustia, me da pena, porque no podemos todavía erradicar este flagelo que día a día se va cobrando vidas y deja millones de familias destrozadas. Es una pena.”

Gaite remarca que la problemática atraviesa a todo el país. “No respetamos la vida, hay falta de cultura vial […] la principal causa de muerte son los siniestros viales, que son evitables.” A pesar de las dificultades, la agrupación continúa realizando charlas en escuelas y acciones de concientización en redes.  Este domingo realizaron un homenaje en el monolito de la costanera a las 10, donde dejaron flores, globos y encendieron velas.

Conciencia y responsabilidad al volante

El mensaje de la jornada es claro: ningún siniestro vial es inevitable. La seguridad en las calles depende del respeto a las normas, de evitar el alcohol al conducir, de no usar el celular, respetar semáforos y de comprender que cada acción detrás del volante puede modificar vidas para siempre. Como expresó la referente local de Estrellas Amarillas: “Le diría a los conductores que tomemos conciencia, que respetemos las normas de tránsito, que estar atrás del volante implica poner mucha atención, que valoremos la vida, la vida propia y la ajena.”

Cada estrella amarilla pintada en la ciudad recuerda a una persona que ya no está y a una familia que sigue adelante con un vacío irreversible. Esta jornada mundial invita, una vez más, a reflexionar, a acompañar a quienes transitan el duelo y, sobre todo, a asumir la responsabilidad que implica circular en la vía pública. La seguridad vial es una construcción colectiva y urgente, y comienza con gestos simples: frenar, mirar, respetar y elegir la vida.