Una vecina de Villa Ramallo denunció que desde 1999 funciona un basural a cielo abierto frente al campo de su familia. Reclama que el Municipio intervenga ante los daños ambientales, el humo constante y la falta de controles.

Andrea Marra, vecina de Villa Ramallo, denunció la existencia de un basural a cielo abierto frente al campo donde viven sus padres, ambos de 79 años, y a pesar de venir haciéndolo hace años, reclama la intervención urgente del Municipio por el grave daño ambiental y social que provoca el sitio.
Marra explicó que el basural comenzó a funcionar el 23 de marzo de 1999, a poco más de un kilómetro de la vivienda familiar, en un predio de unas veinte hectáreas. Según recordó, en aquel momento se prometió que el lugar sería un centro de tratamiento y separación de residuos, pero “claramente eso no se hizo”. Desde entonces, la acumulación de desechos sin control derivó en contaminación del suelo, presencia de moscas, incendios frecuentes y riesgo sanitario para los vecinos.
“Empezaron a tirar basura mezclada, camiones y camiones. Taparon la entrada del predio y la basura se acumuló sobre la calle”, relató. La mujer aseguró que el humo y los olores se volvieron parte del paisaje cotidiano y que “vivir ahí se volvió imposible”.
Reclamos sin respuesta
Andrea Marra sostuvo que su familia presentó reclamos ante todos los intendentes de turno, desde Roberto Filpo hasta el actual Mauro Poletti, pero nunca obtuvo una solución. Explicó que la única respuesta llegó “solo cuando mi papá inició acciones legales”, instancia en la que se limitaron a construir un tapial en la entrada del predio.
Ese cierre parcial del lugar ocurrió alrededor de 2013 o 2014, cuando se levantó un muro perimetral y se retiraron las familias que se encontraban viviendo dentro del basural. Sin embargo, el problema persiste. “El humo sigue estando. No hay tratamiento de residuos, solo depósito. Los camiones descargan todo junto y lo tiran ahí”, explicó Marra.
Daños ambientales y consecuencias
La vecina advirtió que el foco de contaminación impacta en las napas, el aire y los campos cercanos. “Ahí llegan aerosoles, pilas, de todo. La contaminación va para abajo y esa no se ve”, expresó. También recordó que en los últimos veranos el basural se prendió fuego en reiteradas ocasiones debido a la combustión de los desechos y a las sequías propias de la estación, lo que provocó la propagación de las llamas hacia el monte, el campo de su padre y otros vecinos. “Los bomberos trabajaron entre ocho y diez horas día por medio”, relató.
Además, Marra explicó que el humo producto de la quema de basura se desplaza según la dirección del viento, afectando tanto el campo de su padre como el Camino de la Costa. “Cuando el viento va para nuestro lado, no se puede respirar; y cuando va para el otro, hubo un montón de accidentes”, afirmó. Señaló que en esos momentos el tema vuelve a cobrar visibilidad, pero “después pasa al olvido y seguimos igual”.
El basural está ubicado junto al predio de Bunge, a la altura de Talleres Martins, y recibe residuos de Villa Ramallo, Villa General Savio y Ramallo Pueblo. Según Marra, el sitio se encuentra a unos dos kilómetros del río Paraná, lo que incrementa el riesgo de contaminación de las aguas subterráneas.
Un pedido por el bien común
“Llevamos 26 años padeciendo esto. Queremos que se haga público y que se encuentre una solución, que se trate la basura como corresponde por el bien de todos”, expresó.
La familia presentó pruebas legales, actas notariales y acciones judiciales que aún esperan resolución. Mientras tanto, el humo, la suciedad y el riesgo ambiental siguen afectando una zona rural que, hasta fines del siglo pasado, vivía en tranquilidad.
