En cumplimiento de la voluntad del Papa, la ceremonia será sencilla y privada. La tumba, según su deseo, debe ser sin adornos y en la tierra.

El féretro del papa Francisco fue recibido en la Plaza de Santa María la Mayor por representantes de sectores vulnerables. Personas sin hogar, migrantes, víctimas de trata y presos con permisos especiales participaron de este gesto simbólico. Esta bienvenida refleja el compromiso del Papa con los más necesitados y su deseo de una Iglesia cercana a los marginados.
La llegada fue un momento de gran solemnidad y emoción. El ataúd, transportado en un papamóvil modificado, recorrió aproximadamente seis kilómetros desde la Plaza de San Pedro hasta la basílica, atravesando lugares emblemáticos como el Coliseo y la Via dei Fori Imperiali. Miles de personas se congregaron a lo largo del trayecto para rendir homenaje al pontífice.
El féretro ingresó luego a la Basílica de Santa María la Mayor, donde se dará comienzo a la ceremonia privada. Durante este acto, el acceso será restringido a un grupo selecto, compuesto por aquellos que el Papa apoyó durante su pontificado. Entre ellos, personas en situación de pobreza, migrantes, personas transgénero y reclusos.
La ceremonia de inhumación será presidida por el cardenal Kevin Farrell, camarlengo del Vaticano. En cumplimiento de la voluntad del Papa, la ceremonia será sencilla y privada. Francisco había solicitado un acto íntimo, alejado de los grandes despliegues. La tumba, según su deseo, debe ser sencilla y sin adornos, con la única inscripción: Franciscus. “El sepulcro debe ser en la tierra; simple, sin decoraciones especiales, con la única inscripción: Franciscus“, precisó en el testamento. Esta simplicidad refleja el estilo de vida austero que el Papa promovió a lo largo de su pontificado, rechazando los excesos en favor de una vida de servicio y humildad.
La Basílica abrirá sus puertas para el homenaje popular
El público podrá rendir homenaje al Papa a partir del domingo 27 de abril de 2025. Ese día, la basílica reabrirá sus puertas para los fieles, quienes podrán visitar la tumba del pontífice y recordar su legado de cercanía, compasión y entrega a los más olvidados.
